El Gran Día!

Ha pasado algo más de un año desde aquél día y aún me parece increíble lo rápido que pasa el tiempo, lo grande que estás, tan ávida de conocimiento de todo lo que te rodea, absolutamente todo. Sólo puedo dar gracias a Dios porque eres una bendición en mi vida, aunque últimamente no tengo casi vida ni duermo más de tres horas seguidas, sin ti mi vida y mis sueños ya no tendrían sentido.

Mi Princesita

Mi pequeña Valentina, naciste un 10 de Octubre de 2013, te hiciste esperar un día más, por temor a que quisieras esperar una semana más y por tanto verme en la necesidad de permitir que fuercen tu llegada, me puse manos a la obra y justo el día que salía de cuentas (el 9 de Octubre) por la tarde fuimos a dar un súper paseo con tu abuelita Doris, caminamos más de una hora, a esa altura de mi embarazo, caminar más de 10 minutos ya era toda una hazaña, tu mami subió algo más de 20 kilos!

Gracias a ello, pienso que fue así o que quizás a ti te gustaba más la idea de nacer un 10!a eso de las 4.30 am empecé con un ligero pero agudo dolor, como si se tratará de un cólico menstrual, era lo que tanto esperaba y a la vez temía, el gran día había llegado.

Las contracciones eran cada 5 minutos y así aguanté el máximo posible en casa hasta las 8am, tiempo durante el cual me di tiempo de tomar una última ducha calentita contigo en mi barriguita. Fuimos a la Maternidad y ahí nos dijeron que no había dilatado ni dos centímetros, necesitaba un tres para pasar a la sala de dilatación (pese a que las contracciones ya no me dejaban ni caminar), volvimos a casa, pero sobre las 13hrs regresamos porque ya no podía más, me creía más valiente, pero el dolor de las contracciones era tremendo.

Había decidido que quería un parto natural y por ello quería hacer todo lo que nos explicaron en clase de preparación al parto, para que así fuera, pero escuchando tantos casos y diversas situaciones que se presentan, una al final nunca sabe como va a salir todo. Dentro de lo que cabe mi parto fue tal y como lo esperaba, fue un parto natural, pero demasiado natural, ya que había decidido también que me pusieran la epidural cuando lo solicitará y así fue, pero...

Volvimos a la Maternidad sobre las 13hr, no aguantaba ni tan sólo que me hablarán, sentía que moría de dolor, pese que hasta ese momento no sabía lo que era verdaderamente  "el dolor", me dijeron que ya estaba a tres de dilatación, pasamos a la sala donde te traería al mundo y las contracciones eran cada vez más y más fuertes, por ello consideré que había llegado el momento de pedir la epidural, mi límite de lo que era el dolor soportable estaba más que sobrepasado.

Me pusieron la epidural sobre las 15hrs y tuve un pequeño y reconfortante descanso de casi dos horas (llevaba desde las 4.30am así) esas fueron las dos horas de tregua para lo que vendría después. Uno de los efectos de la epidural, aparte de esa tregua, es que reduce las contracciones, por lo que se detiene la dilatación y se retrasa el parto, me imagino que el dolor me bloqueó y no recorde esta parte de la clase de preparación al parto, además de ello tuve una fuerte bajada de tensión que puso al equipo médico en alarma, pero menos mal que todo quedó en un susto y me recuperé.

Para que me volvieran las contracciones me pusieron Oxitocina, la "hormona de la felicidad", se pasaron bastante con la dosis porque las contracciones volvieron cada vez más cortas y más fuertes. En cuestión de una hora y media dilate tanto que ya estaba de parto, pedí otra dosis de epidural para la recta final, pero no me hizo ningún efecto ni esa dosis ni la siguiente. Así que tuve un PARTO NATURAL, completamente natural.

Llegó el momento tan ansiado y tan temido, era un mezcla de sensaciones tremendas, la ilusión, el nerviosismo, el miedo al dolor, todo paso tan rápido ahora que lo pienso. Me puse de parto, vinieron a ayudarme a traerte al mundo dos doctoras y dos enfermeros, ya la dilatación que llevaba permitía que se viera tu cabecita, así que sólo tuve que hacer mi trabajo, ese bendito y maravilloso trabajo que tenemos las mujeres, dar a luz.

Empuje con todas mis fuerzas cuando me lo indicaron, jámas en mi vida hubiera imaginado lo fuerte que podía llegar a ser, hasta que ser fuerte fue mi única opción, estaba en esa sala contigo a punto de nacer. Di todo lo que tenía y lo que no tenía y cuando pensé que ya estaba, tan sólo había logrado hacer que asome tu cabecita, así que me recompuse y esta vez di todo lo que no tenía y pude sentir como te deslizabas hacia esta vida. 

Como un pececillo, tan suave, escurridiza, llena de parte del mundo que habías habitado dentro de mi, te pusieron en mis brazos por primera vez, puede tocarte, sentirte, mirarte a los ojos y decirte que soy tu mamá y que ahora por fin nos conocíamos, que todo estaba bien, que yo estaba ahí para ti, que estoy aquí para ti, para siempre, eran las 19.27hrs. Tuvimos el primer contacto y tenías que aprender a tomar tu lechecita.

En ese momento, olvide todo el dolor, todo lo que había tenido que pasar, desde que naciste, nací yo también como tú mamá, una versión mejorada, más fuerte, capaz de soportar cualquier cosa por ti. No dejaba de mirarte, de tocarte y cuando llegó el momento en que te pesaron y dieron las primeras atenciones, no dejaba de seguirte con la mirada, sólo quería tenerte en mis brazos.

Tu papá, que había estado a nuestro lado desde el inicio, dándonos fuerza y compañía, estaba tan emocionado y feliz, eres su ilusión hecha realidad, la niñita de sus ojos.

Nos quedamos dos noches y tres días ingresadas, contando la primera noche del parto. Una vez subimos a planta, te llevaron para bañarte y ponerte tus ropitas, esas pequeñas piezas que con tanto amor tu papá y yo habíamos empezado a elegir para ti, imaginando como serías, como te verías con ellas. 

Te trajeron de vuelta con nosotros, recién bañadita, peinadita, dormidita, debías de estar exhausta. Tenía miedo de tan sólo tocarte, me parecías tan frágil y aún así te acurruque en mis brazos para darte el pecho y dormir juntitas, querías estar a lado de mamá y por supuesto mamá quería seguir teniéndote muy cerquita como cuando estabas en mi barriguita.

Estábamos tan cansadas, habíamos hecho un gran trabajo y nos tocaba descansar. Al tercer día, nos dieron el alta, después de  empezar a recuperarnos,  recibir visitas y regalos de nuestros queridos amigos y familia, volvimos a casa. Tu abuelita Doris, mi querida madre, nos cuido tanto, siempre a nuestro lado, haciendo que todo sea más fácil, ayudándonos en todo, había preparado una bonita sorpresa nuestro regreso a casa.

Es mi breve resumen de lo que fue traerte al mundo, te amé desde que te tuve en mi barriguita, te amo cada día más y te amaré por siempre mi dulce y pequeña princesita Valentina.